lunes

Ente puntos y comas, la verdad se asoma.

- Hoja 3 -

Yo seguía pensando, en esa cara, en que me topé con la razón, cara a cara, se puede decir que tengo mucho estilo para el desastre. Y largo ese llanto a mares, como una erupción, sin poder controlarlo, ese llanto que me hace mierda, porque no toleró ver a ninguna mujer llorar, sea sentimental o de maricón, es así, no me sale. Cuando finalmente la calmé, le pedí (sabiendo que era mucho pedir, pero no me importaba) que me dijera quien era, nada más, sabíamos que iba a terminar así, y que yo a ella la amaba, y ella me amaba a mí, pero que el hecho de vivir retorcido puede asfixiar con facilidad. Y después de varios intentos fallidos (no más fallidos que nuestra relación) lo dijo, y me quede tieso, totalmente tieso, no podía ser ese nombre, justo él, a la única persona que consideré y considero que odie en toda mi vida, y era él, justo él, una manera de odiarlo aun mas y profundizar ese odio, al punto de que le crezcan raíces. Pero, actué del lado de la sensatez y de la caballerosidad, y le pedí que se vaya, necesitaba volver a la soledad de la que había salido por conocerla a ella.

Una vez que la deje en la calle, lo único que me nació hacer fue derrumbarme en el sillón, con el vodka (mi tío lo trajo de Rusia, con una nota que decía, “Quema y limpia cualquier impureza, incluso el amor”) y decidí que era momento de ver cuanta razón tenía mi Tío, y decidí tomarlo todo, sin dudar, hasta que quede sedado, a tal punto que me dormí con los ojos abiertos, si se quiere, estaba imitando a un muerto.

Cuando finalmente recobre el conocimiento, me asombro el efecto del vodka y ver que aparentemente no había pasado nada, pero cuando quise levantarme, algo paso, el escenario había cambiado, no estaba tirado en mi sillón, casi putrefacto, con olor a alcohol de muerte, no, el único olor que sentía era el de goma gastada, aceite, y fuego, pero tampoco sentía el cuerpo, así que supuse que era un sueño, como tantos otros, pero no.

Cuando logre ver en forma clara, estaba tirado en el medio de la calle, y seguía sin poder levantarme, quedándome como única opción quedarme en el piso y tirando la cabeza para atrás tratar de localizar a donde estaba, que mierda había pasado, y no lo podía creer, el yeyo estaba dado vuelta en el medio de la avenida, mas roto de lo que estaba antes, yo no sentía las piernas, y un grupo de gente, atónita, miraba el estado en el que había quedado mi auto, no yo, mi auto, eso les llamaba la atención, como alguien pudo haber sobrevivido de un auto en ese estado (por el choque, aunque muchos me dijeron varias veces que tenía suerte de no estar muerto a causa del yeyo). Y siento el celular, en mi bolsillo, estaba sano, (un signo de que la tecnología hoy por hoy no muere, y nosotros cada vez nos morimos más rápido) y como pude lo atendí, era Dylan “Che Chabon, donde mierda estas, siempre haces lo mismo, me dejaste pagando de nuevo con otro reci…” y lo interrumpo…”Dylan estoy en Santa Fe me parece, me pegue un palo con el auto, no siento las piernas, por favor , llama a alguien, hay un montón de gente acá, pero están en shock por la situación o son pelotudos, no sé, apurate…” no termine de hablarle que me corto el teléfono, supongo porque salió despedido para ver que me había pasado. Mientras, en lo único que pensaba era en el sueño que tuve, en todo lo que había pasado esa supuesta noche con Juana, y no lo podía creer, es como si la muerte me avisara que algo en mi vida estaba pasando y no me permitía vivir, cuan contradictorio es eso? Cuan letal es la muerte y cuan necesaria? Ya no sabía, mejor dicho, no podía pensar, pero aun así lo hice.

Cuando Dylan llego, el caos era intermitente, y con él, se sumaron los de la ambulancia, y la policía, nunca había visto a Dylan tan preocupado y tan mal, yo sabía que me quería, y que era mi amigo, pero aun así, me sorprendió su expresión, como si a mí no me hubiera pasado nada, que ingenuo.

Una vez llegados al hospital, con sueros y radiografías encima, el médico se acerca y le dice a Dylan que voy a necesitar yeso para la pierna izquierda y sutura para la cara, me bañe en sangre, pero me sentía sucio. Una vez que se fue el médico, Dylan llamo a mis viejos, y a todo el mundo, pero yo le pedí que a Juana no, que después yo mismo me iba a encargar de avisarle, que me hiciera ese favor y sin quererlo a la media hora, había organizado una reunión familiar, cuando por lo general se tarda una semana, no paraba de sorprenderme.

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