lunes

Ente puntos y comas, la verdad se asoma.

- Hoja 4 -

Cuando todos se fueron, me quede solo, mirando por la ventana, pensando que era imposible que haya soñado eso, era real, lo sentí más que el propio choque. Pero el cansancio me gano y me dormí, como un bebe.

A la semana me dieron el alta, y salí con la silla de ruedas de nuevo a la ciudad, tengo que admitir, que por momentos, iba más rápido la silla de ruedas que mi amado yeyo y darme cuenta de eso me saco la primer sonrisa, después de una semana en una habitación completamente blanca (la experiencia más cercana que tuve con el cielo, una mierda, no es como lo pintan) y llegue a mi casa, con la intención de llamar a Juana, porque todos los que estaban al tanto de mi situación sabían que había pedido explícitamente que nadie interviniera entre ella y yo, y la llame, explicándole todo lo que había pasado y que por favor, hasta que yo no estuviera completamente entero, no quería verla, aunque ganas no me faltaban, pero preferí que fueran así las cosas, y ella acepto después de un período de tratativa arduo.

Y así pasaron 2 meses, y finalmente, la vi. Me abrazo durante media hora, negándose a soltarme, y afirmando que ni aunque la estuvieran violando, me iba a soltar, y la deje, riéndome con ternura. Una vez sentados, empezamos a hablar, y le conté como había pasado todo, o lo poco que me acordaba, porque realmente, no sé como mierda paso y nadie vio nada (menos mal que paso en una avenida) y ella a medida que relataba la historia me seguía con caras de espanto más agudas, hasta que llegue al tema del “cuasi-sueño” que tuve, y le conté todo, lo real que había sido, todo lo que sentí, y lo mucho que me había hecho pensar.

Apenas termine de contar todo, noto que se quedo estancada mirándome, extrañada, como si supiera algo que yo no. Pero no hizo más que decirme que fue parte de la contusión en mi cabeza, y que no me tenía que preocupar, porque estaba todo bien, y yo ahora empezaba a vivir normalmente (digamos que lo puedo llamar así) y reímos toda la tarde, hablando de cosas triviales y no tanto (hacía 2 meses que no tenía a su cuerpo encima del mío, eso es cosa seria) y cerca de las 8 de la noche la deje en su casa, la despedí con un cálido beso y me fui, pensando que ella tenía razón. Pero para mi sorpresa, la cosa no terminaba acá.

En frente de su casa, estaba estacionado un auto, que me resulto familiar, un GTO negro, impecable, excitante, y yo sabía que lo conocía, de algún lado lo conocía y para sacarme la duda, lo llame a Dylan, y le pregunté a lo que él me contesto, “Si, él tiene un GTO negro, ¿Por qué?…” y me quede tieso, mas tieso que con ese vodka del cuasi-sueño, y sin decir más, corte el teléfono, y enajenado, entré al edifico donde ella vivía, y al llegar a la puerta, escuche risas, y una voz familiar…era él. Rompí la puerta a patadas, y cuando entre, estaban ahí, los dos, en el sillón, en ese sillón, en el que tantas veces perpetuamos nuestro estado máximo de excitación y deseo, y lo único que pude escupir de mi boca una y otra vez era “Yo tenía razón, eso no fue un sueño, paso realmente, está pasando frente a mis ojos, yo tenía razón” y como entre, me fui, ofuscado, violento, a tal punto, que al portero lo tire de su silla y le eche la culpa por cruzarse en mi camino.

Sigo recordando esa historia, solo cuando es momento, solo cuando quiero recordar, ahora pasaron 6 años, estoy con una mina, Jazmín, me compro de una, solo por el hecho de llamarse así, y cada vez que le cuento esto, no me lo cree, nadie me lo cree, solo Juana, él, y yo, sabemos como fueron las cosas. Al poco tiempo que eso paso, encontré que tatuarme, después de tantos años de indecisión y de romper las pelotas… “La verdad está en todas partes”.











Para Alan.

1 comentario:

  1. Alancito el del barrio.12 de octubre de 2010, 17:11

    No sé si lo pusiste a propósito o capaz no te acordás, pero trapos rotos era uno de los nombre que querías meterle a wasabi antes de que se transformase en este.

    No me gustó el final, se olía de lejos como bombita de olor tirada a favor del viento.

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