lunes

Ente puntos y comas, la verdad se asoma.

- Hoja 1 -

Me acuerdo muy poco, y es mejor no recordar, pero cada vez que veo el rojo, su nombre sale como una bala de mi paladar.

Era un viernes, de eso si me acuerdo, y estaba apurado, excitado prácticamente, había una banda que yo tenía que escuchar, rock, corto y al pie, una de esas bandas que te llegan, que te levantan, bueno, una banda así. Agarré las llaves (del yeyo, un peugot 504, plateado, sucio, gastado, oxidado, con historia, hermoso) y salí despedido por la puerta. Me subo, y empieza el ritual de cada noche en la que quiero salir, con el yeyo (por eso salí apurado, no me tome las los 30 minutos necesarios para arrancarlo pasivamente, sin alterarme), y empecé:

“Yeyo, por favor te lo pido, estoy llegando tarde, quiero ver a la banda ponerme en pedo, y si puedo traer a la minita esta que te conté”

(La minita: Juana, me dio más dolores de cabeza, que el propio auto, y así y todo, decidimos por 5ta vez, retomar este manojo de emociones que nos unen)

Una vez más. Insistí, con un tono un poquito más elevado, sin perder la cordura:

“Bueno mira, hacemos así, (negociador nato), vos arrancas, llegamos, escucho la banda, me pongo en pedo, viene Juana, y yo TE PROMETO, que no te manchamos el asiento de atrás y mañana te lavo, sin falta”

Nada. Tengo que admitir que debo ser la única persona que conozco la cual tiene un auto con inteligencia (fortuna o desgracia, llamalo como quieras) porque puedo jurar que el muy forro lo hace a propósito. Aunque veo más factible, el hecho de que era la 15ta vez que decía que iba a lavar el auto y que no iba a manchar nada (aunque nunca se dio un encuentro carnal (por no decir garche, suena mal) en el asiento de atrás con Juana, es muy modesta según ella y la vergüenza a la hora del sexo la seduce (Mentira, la muy puta una vez quiso que me pusiera un slip de cuero y tachas para que ella me sacará un par de fotos y tenerlas de recuerdo (Facebook, es fija).

Tome fuerzas, me preparé, y en un tono elevado, retomé mi “charla” (derrape):

“YEYO, ARRANCA, DALE LA PUTA MADRE, ARRANCA O TE PINCHO LAS GOMAS, ARRANCA, NO SEAS HIJO DE PUTA, NO ME VENGAS CON QUE ESTAS VIEJO” (negociador nato)…

Cuando estoy a punto de bajarme del auto para mear el capot, el auto, arranca, perfecto, sin complicaciones, casi con gracia. Empezó mi noche…todo liso.

Llego. Lugar: Palermo. Entrada: $25. Reacción: La puta!. Banda: esto sí que no me lo acuerdo, se que Dylan, me dijo “Tyler, vos y yo tenemos una cita, el 15 de noviembre. Banda de la concha del Señor…” y cuando él nombra al Señor, nunca lo hace en vano, así que, por $25 calcule que la banda debería sonar de puta madre (aunque me enteré que salía 25$ en la puerta, Dylan es así) y que después de verlos, nos dejarían una noche intima con las hermanas, porque, escuchame, yo plata no cago, y vos me cobras 25$, es lo menos que podes hacer.

Entró, y lo veo sentado a Dylan, con una mina al lado, sorprendido, me acerco, y me siento, la minita esta, se levanta, y se toma el palo, (remera de Alice Cooper, medias rotas, andar liviano, casi bailando…putita). Lo miro y todavía asombrado, lo saludo y casi irresistiblemente, se me escapa el 1er comentario…”Sos un crack”…”No tarado, era la moza” (nunca está de más sacarnos la duda). Y bueno, lo que le sigue a esto, ya es habitual, cervezas, comentarios, anécdotas, miradas (culos y tetas, y si) y anuncian a la banda…”Señoras y Señores, con ustedes…TRAPOS ROTOS!” Presentación de los integrantes, aplausos, alientos, y demás. Después de 1 hora reloj, podía decir con exactitud y firmeza que la banda era…era…indescifrable. El batero tenía espasmos, literalmente, como si alguien estuviera debajo de la banqueta tocándole el culo y el por miedo a parar y cagar “el show” solo se reservaba a moverse, para todos lados, pidiendo ayuda con la mirada.

El 2 guitarrista, y el bajista, mucho no me llamaron la atención, seguían la música, asentían con la cabeza, pero no mucho. Ahora, el cantante…pffff, que chabon, necesito describirlo: Usaba guantes, parecían de limpieza, unos anteojos, robados de los objetos perdidos de la abuela, horribles, una musculosa que decía “TRAPOS ROTOS NUNCA MUERE” y un jean más roto que los bolsillos de Dylan y los míos, a fin de mes.

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